El Universo a grandes rasgos: ¿Qué entiendo yo de la cosmología?

 

De pequeña siempre me imaginaba que el Universo era como una bola de cristal (parecida a las bolas con nieve dentro) y que era el juguete de algún niño que vivía en aquello que se encuentra fuera del Universo. Del mismo modo, solía pararme a pensar en el tamaño de ese niño y su familia (en comparación con nosotros, claro) y en el peligro que corríamos si se rompía la bola. Por desgracia, ya se me ha quitado esa fantasía de la cabeza. Sin embargo, es verdad que algunas veces suelo pensar acerca del límite del universo (en el caso de que lo tenga) y si alguna vez seremos capaces de entender el universo con toda su complejidad.

No quiero meterme mucho en las teorías sobre la creación de nuestro planeta y del Universo, en general, ya que creo que por mucho que leyera sobre este tema, nunca llegaría a comprender en qué se basan todas estas teorías. Demasiada abstracción para mi gusto (y mis capacidades, claro está). Sin embargo, intentaré explicar, aunque de manera simple y sin mucha palabrería, cómo empezó a crearse todo, incluyendo la energía o, incluso, el tiempo y el espacio.

Todo empezó con la famosa explosión que ocurrió hace más de 13 mil millones de años: el Big Bang. Inmediatamente después de la explosión, se formaron protones, neutrones y los núcleos de hidrógeno y helio, pero no fue hasta 380.000 años después cuando surgió la luz. A partir de entonces, fue cuando se empezaron a formar las estructuras cósmicas como las galaxias y, dentro de ellas, las estrellas. Concretamente, fue en las estrellas donde se formaron los elementos de la tabla periódica, incluyendo todos los elementos que nos constituyen a los seres humanos. Así, poco a poco, fue como surgió el sistema solar del que somos parte hace 5 mil millones de años.

En los primeros millones de años de nuestro planeta, sin embargo, la Tierra era inhabitable; había grandes presiones y temperaturas. La temperatura fue disminuyendo y se creó el agua líquida, el cual interaccionado con la superficies minerales, fue lo que permitió la existencia de la primera química. De este modo, distintas moléculas que interaccionaban entre sí crearon lo que llamamos la sopa primitiva: la mezcla de moléculas que había hace unos 4 mil millones de años.

Gracias a las capacidades catalíticas de las interacciones, con el tiempo fueron formándose moléculas orgánicas cada vez más complejas y con más funcionalidades; así se formaron los polímeros biológicos, que tenían la capacidad de tener información genética. El último polímero genético con información que se creó es el ADN, el cual constituye el genoma de todos los seres vivos celulares.  En paralelo también se formaron distintas formas de interaccionar la materia y la energía para compartirla entre el ser vivo y el entorno, hasta formar sistemas compartimentales con metabolismo. Y así empezó la historia de la evolución biológica.

Al principio la evolución se daba a nivel de microorganismos, como bacterias y virus, pero poco a poco surgieron las células eucarióticas, que juntándose formaron organismos pluricelulares; entre ellos, los animales. Se fue diversificando un gran número de plantas, hongos y animales. Hace 70 millones de años, apareció una subrama en la rama de los animales, que nos trajo hasta nosotros; los primates fueron evolucionando y fue hace 7 millones de años cuando se separó el ancestro del chimpancé y del humano. En nuestro linaje el cerebro aumentó en capacidad y volumen, lo que nos ha brindado la oportunidad de pensar y tener consciencia. El desarrollo del cerebro nos ha dado la racionalidad (aunque muchas veces actuemos de manera irracional, como los demás animales), lo que nos lleva a tener la capacidad de hacer ciencia. Y es, justamente, esta última capacidad la que nos lleva a entender el Universo y su creación.

A decir verdad, creo que nunca me ha llamado mucho la atención la Cosmología; siempre me he preguntado el porqué de descubrir la vida en otros planetas, cuando no somos capaces (o no nos interesa) de descubrir cómo mejorar nuestro mundo (¿por qué se invierten tantos millones en crear un satélite, si con ese dinero se podría disminuir el hambre?). Creo que ese comportamiento no hace ningún favor a esta ciencia. Además, el hecho de que el espacio sea algo tan abstracto hace que cada persona lo entienda de una manera diferente (como yo lo hacía cuando era pequeña, por ejemplo), por lo que todos los logros conseguidos, como el hecho de llegar a la Luna, también tienen ese punto de subjetividad al imaginarlos en nuestra mente.

La inmensa mayoría de la ciudadanía nunca viajaremos al espacio, por lo que tampoco entenderemos muy bien la sensación de la falta de gravedad, ni lo que se siente al pisar la Luna. Además, el hecho de pensar que nuestra presencia aquí es producto de miles de millones de años hace que todo esto sea todavía más abstracto de lo que ya es en realidad; más razones para entender menos sobre el tema. Y, sinceramente, creo que la incapacidad de poder entender todo eso, y la abstracción que conlleva, es lo que ha llevado al ser humano a creer en un Creador o en un Plan. Yo, mismamente, he solido pensar muchas veces en qué es lo que ocurre con toda la energía de un ser, cuando éste fallece; creo firmemente que esa energía, aunque se transforme, perdura aquí. Toma ya; todavía más abstracción relacionada con el Universo. Ojalá dentro de algunos años todas estas cuestiones puedan ser demostradas con algún aparato que se esté desarrollando ahora y que las siguientes generaciones puedan generar nuevas preguntas sobre el Universo, que ya llevamos muchos años con el tema del Creador y la vida después de la muerte.

Como bien he dicho antes, el Universo no me ha llamado mucho la atención nunca. Sin embargo, he de admitir que nunca antes me había dado cuenta de que el espacio y el tiempo son cosa del Universo y, por ello, tiene un valor incalculable; al fin y al cabo, el tiempo es el mejor regalo que podemos tener en nuestras manos y su existencia sí que es de agradecer. Además, no hay que olvidar que estamos aquí gracias a la explosión que se dio hace unos cuantos años. Así que puede que me haya llegado la hora de leer más sobre este tema y, al menos, valorar más todo el conocimiento que nos aporta la ciencia de la Cosmología, siempre y cuando sin olvidar que en la Tierra también hay muchas cosas que descubrir y, sobre todo, entender todavía.  

  

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