Fuentes y usos de energía: Pila consumo personal
Nunca me había parado a pensar en mi consumo energético y, mucho menos,
cómo se distribuye en distintos elementos. Sin embargo, me he dado cuenta de
que es un ejercicio que tendríamos que hacer todos más a menudo, ya que solo de
este modo seremos conscientes de dónde consumimos demasiado y cómo podremos
disminuir dicho consumo. Empecemos.
En cuanto al avión, por suerte o por desgracia, no soy de las que viaja
mucho, aunque normalmente, sí hago algún viaje en avión tanto dentro como fuera
de la península. He decidido poner que hago 1850 km, siendo la media de km que
cada habitante del estado, por lo que mi consumo energético no difiere del de
la media.
Mi consumo de calefacción también es bastante parecido a la media; lo que
cambia es que yo no he incluido el consumo del aire acondicionado (no creo que
lo utilice muchas veces, el clima de aquí es bastante fresco de por sí), ni
tampoco la calefacción en la calle o la manta eléctrica. También tengo que
recalcar que me cuesta bastante salir de la ducha, por lo que he calculado mi
consumo energético teniendo en cuenta que gasto alrededor de 50 litros cada vez
que me ducho.
Por su parte, mi consumo de luz es el mismo que tiene otro ciudadano, pero
el de los electrodomésticos cambia un poco: no tengo muchos de los
electrodomésticos que son definidos como esenciales (lavavajillas o secadora,
por ejemplo). Además, tampoco utilizo mucho los electrodomésticos de los que
dispongo (el microondas lo uso apenas 5 minutos al día), por lo que, con todo
ello, en comparación con el consumo medio, mi consumo es bastante inferior.
Otro de los ámbitos en los que he notado más diferencias, ha sido en el
sector alimentario, ya que yo apenas consumo carne. Ello ha hecho que mi consumo
energético disminuya frente al consumo medio, ya que he hecho los cálculos
teniendo en cuenta la mitad de la cantidad de carne que come normalmente un
ciudadano. Así, en vez de consumir 5 kWh/d, he calculado que consumo 2,5. Sin
embargo, creo que consumo más verduras y frutas que la media, por lo que el
consumo energético es mayor en mi caso; un consumo de 3 kWh/d en mi caso,
frente al 2 kWd/h de la media.
En cuanto a la fabricación de objetos, he calculado que mi consumo debido a
toda la ropa que me compro puede llegar a ser incluso el doble (1 kWh/d) si lo
comparo con un ciudadano medio. Es verdad que estoy intentando cambiar este mal
hábito, comprando ropa “slow fashion”, pero creo que todavía me queda camino
por recorrer. En cuanto a los electrodomésticos, creo que mi consumo es parecido
al de la media (6 kWh/d), al igual que el papel, que aunque no me compre
periódico ni revistas a diario, suelo imprimir bastantes artículos (no todos
los días, pero cuando lo hago gasto bastante papel). En cuanto al consumo de la
fabricación de casa, coche (y otros transportes) y carretera he asumido los
valores de la media ciudadana: 1 kWd/d, 10 kWd/h y 1,4 kWh/d.
Ligado a lo anterior, está el consumo del transporte de mercancía. A decir
verdad, no tengo mucha idea de cómo funciona este negocio, por lo que he
calculado que mi consumo es el mismo que un ciudadano medio: 18 kWh/d,
incluyendo el transporte de tierra, mar o, incluso, aire. Por último, he
introducido el consumo de la universidad, habiendo puesto el consumo por cada
estudiante.
Viendo mis cálculos y sobre todo, viendo los datos de un ciudadano medio,
mi consumo energético es bastante inferior en muchos casos, lo que hace que
sienta cierto orgullo. Creo que soy de las que intenta controlar dicho consumo,
aunque sé que en muchas ocasiones me contradigo yo sola (me gusta mucho comprar
ropa nueva, aunque sepa todo lo que conlleva el “fast fashion” característico
de hoy en día). Como bien he dicho al principio, este ejercicio sirve para
darnos cuenta de dónde flaqueamos y dónde podemos mejorar, o bueno, disminuir
el consumo. Lo difícil, sin embargo, es lo siguiente; cambiar nuestros hábitos
para poder lograr el objetivo. Y, a mi parecer, es ahí donde mayoritariamente flaqueamos.
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