El Universo a grandes rasgos: Exploración espacial
Nunca he sido de las personas que se quedan mirando la
televisión cuando se envía un nuevo satélite al espacio, ni de las que leen las
entrevistas a los astronautas. La verda es que también he pensado muchas veces
de cuando el hombre llegó a la Luna; ¿y si no fue verdad? Por ello, creo que
nunca he tenido ningún momento espacial que haya sido especial para mí, por lo
menos no si nos centramos solo en los grandes eventos.
Sin embargo, sí puedo decir que tengo momentos especiales
relacionados con el Universo. No me atrevo a decir que son espaciales, ya que
son pequeños momentos que guardo en el recuerdo, pero sí que son especiales, y
mucho. Estoy hablando del fenómeno de las Perseidas, más conocidas como
lágrimas de San Lorenzo, que son lluvia de meteoros que se presencia en los
meses de julio y agosto, aunque su pico sea entre el 9 y el 14 de agosto.
Hay que dejar claro que aunque se piensa que son
estrellas fugaces, se trata de partículas de polvo de pequeño tamaño (parecido
a un grano de arena) que deja el cometa Swift-Tuttle en su órbita alrededor del
Sol. El efecto de luz se debe a que estas partículas atraviesan la atmósfera
terrestre y se volatilizan, en una velocidad de alrededor de 210.000 kilómetros
por hora.
Este cometa tiene una órbita elíptica y, por ello, se
predice que puede impactar con la Tierra o, incluso, la Luna, aunque no por ahora; los expertos dicen que de suceder el impacto posiblemente tendría lugar
después de los próximos dos milenios. Es por ello que el cometa Swift-Tuttle ha
sido definido como "el objeto más peligroso conocido por la
humanidad".
Pero
volviendo a mi momento especial, todos los años subimos a un monte cerca de
casa, con una manta en la mano, para poder tumbarnos a ver las lágrimas de San
Lorenzo en pleno silencio y sin demasiada contaminación lumínica. La verdad es
que soy de las que aprecia el silencio aun estando acompañada y, todavía más,
si tengo la oportunidad de ver un espectáculo natural como éste. Muchas veces
no nos damos cuenta, pero los recuerdos más especiales son los que se
caracterizan por todo lo que nos hace sentir y creo que el hecho de subir al
monte a pasar la noche (tanto si vas solo, como si vas con gente a la que
quieres como yo lo hago) para apreciar los eventos astronómicos es, sin duda
alguna, uno de esos momentos que más te llenan de paz.
Me gustaría añadir, que aunque no sea un evento espacial
sino más bien astronómico, mi sueño es poder viajar algún día a los países
Nórdicos, para poder ver con mis propios ojos las auroras boreales. Desde
siempre he querido ver cómo el cielo se vuelve verde, rosa o amarillo, y da
lugar a un espectáculo lleno de diferentes colores y tonos. La verdad es que no
sé por qué me llaman tanto la atención las auroras boreales, pero el hecho de
que sea la propia Tierra la que nos regale estos fenómenos, sin ninguna
necesidad de manipular nada por los humanos, me parece fascinante; pura magia.
No sé si alguna vez me entrará el gusanillo de curiosear
sobre satélites, astronautas o los eventos espaciales que aún están por venir;
puede que sí, pero por ahora no estoy en ese punto. Sin embargo, lo que de
verdad sí espero es que alguna vez tenga la oportunidad de poder viajar para
disfrutar de las auroras boreales. Sin ninguna otra luz que ilumine el lugar.
Mientras tanto, seguiré disfrutando de las Perseidas, que aunque no sean
estrellas fugaces, yo las percibo de esa manera.
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